DIVERSOS CUENTOS PARA CATEQUESIS
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DIVERSOS CUENTOS PARA CATEQUESIS
Cuento “Las levaduras”
De Mamerto Menapace.-
“Abran los ojos y cuídense
de la levadura de los fariseos
y de la de Herodes”
(Marcos 8, 15)
Jesús no habla contra el poder de los romanos. Aunque quizá los romanos no fueran mejores que los demás. Pero pareciera que dentro de la manera que Jesús tiene de ver las cosas, los romanos son en la historia de su pueblo sólo un clima, una situación; algo que, cuando se acabe, no dejará semillas detrás suyo.
Lo que a Jesús le preocupa son ciertas levaduras que hay en su pueblo. Fuerzas que viven y van fermentando en el alma, y que terminan por aparecer cuando ya se van las fuerzas contrarias que las retienen. Por ello pareciera que Jesús no se hace problema por los romanos, que son algo circunstancia. Se preocupa por lo que va a perdurar: por las semillas.
Y entre éstas, hay dos que considera particularmente nefastas y contra las cuales previene a sus discípulos para que nunca las acepten como parte de su Reino. La de los fariseos y la de Herodes.
La levadura de los fariseos es un fermento de tipo religioso. Su fuerza está en la práctica, en el cumplimiento, en la auto perfección que encuentra su realización en la fidelidad a una regla minuciosa y estricta. La Ley que nos hace invulnerables y nos defiende de lo sorpresivo de Dios y de su actuar en la historia. Para que la voluntad incomprensible de Dios sea aceptada por esta levadura, tendrá que venir acompañada por un signo que el hombre pedirá dentro del marco de los propios esquemas. No hay aquí apertura ni disponibilidad atenta para captar los signos imprevistos que Dios puede mandar cuando quiere y a través de lo que El quiere.
La levadura de Herodes es de otro tipo. San Lucas la llama: la de los saduceos. No es de tipo religioso, aunque en general esté en personas religiosas, y use de lo religioso como soporte. De lo religioso acepta sólo el esqueleto tradicional, rechazando todo aporte popular o novedoso. Su expresión es el rito centralista y centralizados. Pero su real apoyo está en el poder político y económico. Allí anida su esperanza. Su fuerza está en la astucia humana, la política fría y oportunista, el equilibrio inestable de las fuerzas aprovechado en el momento preciso, y con las concesiones necesarias en el plano que fuere. Se da un juego entre lo oficial y lo bajo cuerda. Se disocia la proclama pública de la información secreta. Reina la ley de las apariencias, pero lo que realmente interesa es el trabajo subterráneo. Es la confianza en el poder.
A estos dos tipos de levaduras Jesús les tiene aversión. Las considera peligrosas dentro de la Iglesia que está formando con sus discípulos. Porque la Iglesia es una auténtica creación de Jesús, y no una consecuencia que hayan realizado posteriormente los discípulos. Para Jesús no son los romano el peligro mayor para la historia de su pueblo. Estos tienen su ciclo y, acabado éste, pasarán. Lo que no pasa son los fermentos. Estos perdurarán como las semillas. Son más resistentes que el clima, y aparecen con todos los climas.
Pero el Señor también opta por la semilla, y por la fuerza tenaz del fermento: es la Palabra de Dios y su actuar libre y sorpresivo en la historia, y el Señor la confía a su Iglesia. Esta realidad no es el producto del simple actuar y evolucionar de las cosas. Es una realidad que viene de afuera, que irrumpe, es de arriba. Es algo invasor, pero que al fermentar la masa, la ennoblece haciéndola crecer hasta la altura de pan; convierte la masa en pueblo. Porque para los discípulos del Señor, lo que leuda una masa y la hace pueblo de Dios no es ni el cumplimiento fiel de leyes minuciosas ni el poder que domina y metafísica. Es la apertura constante y obediente a la Palabra de Dios.
Para reflexionar el cuento en forma personal y comunitaria
Preguntas para pensar en el cuento:
• ¿De qué habla el cuento? ¿Qué dice la cita bíblica con la que comienza el relato?
• ¿Cómo presenta el autor a los romanos, a los fariseos y a los partidarios de Herodes?
• ¿Qué características tienen los dos tipos de levaduras que señala el relato: la de los fariseos, y la de Herodes?
• ¿Por qué Jesús les tiene “aversión” a este tipo de levaduras (= conductas)?
• ¿Cuál es la levadura buena para Jesús? ¿Cómo actúa esta levadura?
Preguntas para pensar en la misión del Catequista:
El relato nos invita a reflexionar sobre las actitudes personales y comunitarias que construyen la Iglesia y el Reino de Dios.
¿Puedes reconocer rasgos de la levadura de los fariseos o de la de Herodes en nuestra Iglesia actual?
Y en tí mismo, o en tu comunidad… ¿hay algo de estas levaduras? Compartir desde lo profundo con los demás.
¿En qué situaciones/actitudes nos comportamos como levadura farisea o de Herodes?
¿Cómo presenta la Palabra de Dios? Comparar los rasgos que comenta el autor en el último párrafo con la lectura de Isaías 55, 10-11. ¿Qué encontramos en común?
¿Qué significa en tu experiencia concreta vivir en apertura constante y obediente a la Palabra de Dios?
¿Qué aprendemos para la vida?
¿Qué aprendes de este cuento para tu vocación y misión de catequista?
Oración para rezar nuestra vocación de Catequistas:
Tu Palabra es levadura
para nuestro caminar, Señor
Tu Palabra es levadura.
Nos llega desde afuera
e impregna nuestro interior.
Se mezcla con nuestra vida
y se amasa en la oración.
Lentamente va levando
cuando aprendemos
a contemplar en el silencio
tu Presencia en la realidad cotidiana;
y va dando sus frutos,
pan para la vida de otros,
cuando vivimos
en terca obediencia
a tu proyecto de justicia, paz
y fraternidad compartida.
Señor,
aleja de nosotros
las levaduras falsas…
Que no convirtamos la fe
en una serie de leyes que cumplir
(creyendo que esto es santidad)
sin necesidad de cambiar el corazón
(reconociéndonos pecadores
y necesitados).
Señor,
que no caigamos en la tentación
de unir la fe al poder de turno,
creyendo que así
se podrá servir mejor…
Que no nos atrape, Señor,
y seque la audacia y compromiso
del Evangelio que enseñaste.
Danos la levadura de tu Palabra,
abre nuestros oídos a tu voz,
despiértanos cada mañana
para aprender a ser discípulos,
fieles servidores de tu Voluntad.
- Que así sea -
2 Moneditas
En la iglesia estaban un grupo de niños, pasando Catequesis. El catequista estaba enseñando a los niños acerca del dar dinero en la colecta de la iglesia, dar dinero a los pobres, ser generosos con todos los indigentes y necesitados. Luego de enseñarles acerca de esto, pregunta a los niños:
Ustedes si tuvieran dinero cuanto darían para la iglesia? ¿Cuántos de ustedes si tuvieran 100 monedas, ustedes las regalaban a la iglesia? Todos levantaron la mano, afirmando con ello que entregaban sus 100 monedas ¿Sigue preguntando el catequista? -¿Si tuvieran 10 monedas, las entregaban para el Reino de Dios? Nuevamente todos levantan la mano, indicando que entregaban sus 10 monedas para Dios. ¿Si en estos momentos tuvieran 1 moneda la regalaban a los pobres y necesitados? Esta vez, dijeron si, y levantaron la mano todos, menos uno de ellos. El Catequista, al ver que Billy, era el único que no levanto la mano, se dirige hacia el y le dice: Billy, tu no levantaste la mano, ¿Por qué? Es que yo si tuviera 100 monedas podría regalarlas para el Reino de Dios, si tendría 10 monedas las regalaba para los pobres, si algún día tengo esas monedas, pero usted pregunta acera de dar 1 moneda, y eso si que no puedo, eso de dar 1 moneda no puedo hacerlo en estos momentos, y sacando la única moneda que tenia, dice rotundamente: No puedo por que esta moneda es lo único que tengo!. Muchos de nosotros, cuando se toca el tema de dar y ser generosos, pensamos y decimos, si yo fuera rico, si yo tuviera dinero, si me sacara la lotería, regalaba gran parte de este dinero para la iglesia y los necesitados, algunos de nosotros como la anécdota anterior, somos dadivosos y generosos con lo que no tenemos. Sin embargo, dar y regalar de lo que nos sobra, lo que si tenemos y esta a nuestro alcance, se pone mas difícil de cumplir. En la Biblia encontramos a una viuda pobre, que no dio de lo que le sobraba sino que entrego todo lo que tenia: San Marcos 12,41-44. Jesús estaba una vez sentado frente a los cofres de las ofrendas, mirando como la gente echaba dinero en ellos. Muchos ricos echaban mucho dinero. En esto llego una viuda pobre, y echo en uno de los cofres dos moneditas de cobre, de muy poco valor. Entonces Jesús llamo a sus discípulos y les dijo: -Les aseguro que esta viuda pobre ha dado mas que todos los otros que echan dinero en los cofres, pues todos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenia para vivir . Hay algo impactante en el versículo 41, cuando dice que Jesús estaba sentado frente a los cofres de las ofrendas MIRANDO, como la gente echaba dinero en ellos. Cada vez que estemos en la iglesia dando nuestras moneditas en la colecta, recordemos que también en esos momentos esta Jesús mirando, cuanto damos, y que decepcionante seria para Nuestro Señor, ver que solo damos, una o dos moneditas insignificantes, sin embargo fuera de la Iglesia, en las cantinas, en las discotecas, y lugares de diversión como salen no las monedas sino los billetes, Que Decepcionante Que Jesús viera dando nuestras miserias para los pobres y necesitados, y sin embargo que nos vea gastando en lujos y cosas que a veces ni necesitamos. En un epitafio que también puede ser el nuestro decía lo siguiente: Lo que yo gaste es lo que tenía Lo que no gaste es lo que yo perdí LO QUE YO DI, ESO ES LO QUE TENGO AHORA A la hora de rendir cuentas a Dios de nuestros talentos y riquezas que El nos concedió, Dios no se fijara en lo que gastamos de estos talentos y riquezas, en lo que no gastamos, sino que a la hora de rendir cuentas Dios seguro nos dirá: TODO LO QUE DISTE, ya sea en bienes materiales o en tiempo para mi Reino: ESO ES LO QUE TIENES AHORA.-
De Mamerto Menapace.-
“Abran los ojos y cuídense
de la levadura de los fariseos
y de la de Herodes”
(Marcos 8, 15)
Jesús no habla contra el poder de los romanos. Aunque quizá los romanos no fueran mejores que los demás. Pero pareciera que dentro de la manera que Jesús tiene de ver las cosas, los romanos son en la historia de su pueblo sólo un clima, una situación; algo que, cuando se acabe, no dejará semillas detrás suyo.
Lo que a Jesús le preocupa son ciertas levaduras que hay en su pueblo. Fuerzas que viven y van fermentando en el alma, y que terminan por aparecer cuando ya se van las fuerzas contrarias que las retienen. Por ello pareciera que Jesús no se hace problema por los romanos, que son algo circunstancia. Se preocupa por lo que va a perdurar: por las semillas.
Y entre éstas, hay dos que considera particularmente nefastas y contra las cuales previene a sus discípulos para que nunca las acepten como parte de su Reino. La de los fariseos y la de Herodes.
La levadura de los fariseos es un fermento de tipo religioso. Su fuerza está en la práctica, en el cumplimiento, en la auto perfección que encuentra su realización en la fidelidad a una regla minuciosa y estricta. La Ley que nos hace invulnerables y nos defiende de lo sorpresivo de Dios y de su actuar en la historia. Para que la voluntad incomprensible de Dios sea aceptada por esta levadura, tendrá que venir acompañada por un signo que el hombre pedirá dentro del marco de los propios esquemas. No hay aquí apertura ni disponibilidad atenta para captar los signos imprevistos que Dios puede mandar cuando quiere y a través de lo que El quiere.
La levadura de Herodes es de otro tipo. San Lucas la llama: la de los saduceos. No es de tipo religioso, aunque en general esté en personas religiosas, y use de lo religioso como soporte. De lo religioso acepta sólo el esqueleto tradicional, rechazando todo aporte popular o novedoso. Su expresión es el rito centralista y centralizados. Pero su real apoyo está en el poder político y económico. Allí anida su esperanza. Su fuerza está en la astucia humana, la política fría y oportunista, el equilibrio inestable de las fuerzas aprovechado en el momento preciso, y con las concesiones necesarias en el plano que fuere. Se da un juego entre lo oficial y lo bajo cuerda. Se disocia la proclama pública de la información secreta. Reina la ley de las apariencias, pero lo que realmente interesa es el trabajo subterráneo. Es la confianza en el poder.
A estos dos tipos de levaduras Jesús les tiene aversión. Las considera peligrosas dentro de la Iglesia que está formando con sus discípulos. Porque la Iglesia es una auténtica creación de Jesús, y no una consecuencia que hayan realizado posteriormente los discípulos. Para Jesús no son los romano el peligro mayor para la historia de su pueblo. Estos tienen su ciclo y, acabado éste, pasarán. Lo que no pasa son los fermentos. Estos perdurarán como las semillas. Son más resistentes que el clima, y aparecen con todos los climas.
Pero el Señor también opta por la semilla, y por la fuerza tenaz del fermento: es la Palabra de Dios y su actuar libre y sorpresivo en la historia, y el Señor la confía a su Iglesia. Esta realidad no es el producto del simple actuar y evolucionar de las cosas. Es una realidad que viene de afuera, que irrumpe, es de arriba. Es algo invasor, pero que al fermentar la masa, la ennoblece haciéndola crecer hasta la altura de pan; convierte la masa en pueblo. Porque para los discípulos del Señor, lo que leuda una masa y la hace pueblo de Dios no es ni el cumplimiento fiel de leyes minuciosas ni el poder que domina y metafísica. Es la apertura constante y obediente a la Palabra de Dios.
Para reflexionar el cuento en forma personal y comunitaria
Preguntas para pensar en el cuento:
• ¿De qué habla el cuento? ¿Qué dice la cita bíblica con la que comienza el relato?
• ¿Cómo presenta el autor a los romanos, a los fariseos y a los partidarios de Herodes?
• ¿Qué características tienen los dos tipos de levaduras que señala el relato: la de los fariseos, y la de Herodes?
• ¿Por qué Jesús les tiene “aversión” a este tipo de levaduras (= conductas)?
• ¿Cuál es la levadura buena para Jesús? ¿Cómo actúa esta levadura?
Preguntas para pensar en la misión del Catequista:
El relato nos invita a reflexionar sobre las actitudes personales y comunitarias que construyen la Iglesia y el Reino de Dios.
¿Puedes reconocer rasgos de la levadura de los fariseos o de la de Herodes en nuestra Iglesia actual?
Y en tí mismo, o en tu comunidad… ¿hay algo de estas levaduras? Compartir desde lo profundo con los demás.
¿En qué situaciones/actitudes nos comportamos como levadura farisea o de Herodes?
¿Cómo presenta la Palabra de Dios? Comparar los rasgos que comenta el autor en el último párrafo con la lectura de Isaías 55, 10-11. ¿Qué encontramos en común?
¿Qué significa en tu experiencia concreta vivir en apertura constante y obediente a la Palabra de Dios?
¿Qué aprendemos para la vida?
¿Qué aprendes de este cuento para tu vocación y misión de catequista?
Oración para rezar nuestra vocación de Catequistas:
Tu Palabra es levadura
para nuestro caminar, Señor
Tu Palabra es levadura.
Nos llega desde afuera
e impregna nuestro interior.
Se mezcla con nuestra vida
y se amasa en la oración.
Lentamente va levando
cuando aprendemos
a contemplar en el silencio
tu Presencia en la realidad cotidiana;
y va dando sus frutos,
pan para la vida de otros,
cuando vivimos
en terca obediencia
a tu proyecto de justicia, paz
y fraternidad compartida.
Señor,
aleja de nosotros
las levaduras falsas…
Que no convirtamos la fe
en una serie de leyes que cumplir
(creyendo que esto es santidad)
sin necesidad de cambiar el corazón
(reconociéndonos pecadores
y necesitados).
Señor,
que no caigamos en la tentación
de unir la fe al poder de turno,
creyendo que así
se podrá servir mejor…
Que no nos atrape, Señor,
y seque la audacia y compromiso
del Evangelio que enseñaste.
Danos la levadura de tu Palabra,
abre nuestros oídos a tu voz,
despiértanos cada mañana
para aprender a ser discípulos,
fieles servidores de tu Voluntad.
- Que así sea -
2 Moneditas
En la iglesia estaban un grupo de niños, pasando Catequesis. El catequista estaba enseñando a los niños acerca del dar dinero en la colecta de la iglesia, dar dinero a los pobres, ser generosos con todos los indigentes y necesitados. Luego de enseñarles acerca de esto, pregunta a los niños:
Ustedes si tuvieran dinero cuanto darían para la iglesia? ¿Cuántos de ustedes si tuvieran 100 monedas, ustedes las regalaban a la iglesia? Todos levantaron la mano, afirmando con ello que entregaban sus 100 monedas ¿Sigue preguntando el catequista? -¿Si tuvieran 10 monedas, las entregaban para el Reino de Dios? Nuevamente todos levantan la mano, indicando que entregaban sus 10 monedas para Dios. ¿Si en estos momentos tuvieran 1 moneda la regalaban a los pobres y necesitados? Esta vez, dijeron si, y levantaron la mano todos, menos uno de ellos. El Catequista, al ver que Billy, era el único que no levanto la mano, se dirige hacia el y le dice: Billy, tu no levantaste la mano, ¿Por qué? Es que yo si tuviera 100 monedas podría regalarlas para el Reino de Dios, si tendría 10 monedas las regalaba para los pobres, si algún día tengo esas monedas, pero usted pregunta acera de dar 1 moneda, y eso si que no puedo, eso de dar 1 moneda no puedo hacerlo en estos momentos, y sacando la única moneda que tenia, dice rotundamente: No puedo por que esta moneda es lo único que tengo!. Muchos de nosotros, cuando se toca el tema de dar y ser generosos, pensamos y decimos, si yo fuera rico, si yo tuviera dinero, si me sacara la lotería, regalaba gran parte de este dinero para la iglesia y los necesitados, algunos de nosotros como la anécdota anterior, somos dadivosos y generosos con lo que no tenemos. Sin embargo, dar y regalar de lo que nos sobra, lo que si tenemos y esta a nuestro alcance, se pone mas difícil de cumplir. En la Biblia encontramos a una viuda pobre, que no dio de lo que le sobraba sino que entrego todo lo que tenia: San Marcos 12,41-44. Jesús estaba una vez sentado frente a los cofres de las ofrendas, mirando como la gente echaba dinero en ellos. Muchos ricos echaban mucho dinero. En esto llego una viuda pobre, y echo en uno de los cofres dos moneditas de cobre, de muy poco valor. Entonces Jesús llamo a sus discípulos y les dijo: -Les aseguro que esta viuda pobre ha dado mas que todos los otros que echan dinero en los cofres, pues todos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenia para vivir . Hay algo impactante en el versículo 41, cuando dice que Jesús estaba sentado frente a los cofres de las ofrendas MIRANDO, como la gente echaba dinero en ellos. Cada vez que estemos en la iglesia dando nuestras moneditas en la colecta, recordemos que también en esos momentos esta Jesús mirando, cuanto damos, y que decepcionante seria para Nuestro Señor, ver que solo damos, una o dos moneditas insignificantes, sin embargo fuera de la Iglesia, en las cantinas, en las discotecas, y lugares de diversión como salen no las monedas sino los billetes, Que Decepcionante Que Jesús viera dando nuestras miserias para los pobres y necesitados, y sin embargo que nos vea gastando en lujos y cosas que a veces ni necesitamos. En un epitafio que también puede ser el nuestro decía lo siguiente: Lo que yo gaste es lo que tenía Lo que no gaste es lo que yo perdí LO QUE YO DI, ESO ES LO QUE TENGO AHORA A la hora de rendir cuentas a Dios de nuestros talentos y riquezas que El nos concedió, Dios no se fijara en lo que gastamos de estos talentos y riquezas, en lo que no gastamos, sino que a la hora de rendir cuentas Dios seguro nos dirá: TODO LO QUE DISTE, ya sea en bienes materiales o en tiempo para mi Reino: ESO ES LO QUE TIENES AHORA.-
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